En un contexto de marcada crisis económica, que ha traído una predisposición generalizada hacia la austeridad y ha puesto muy de moda la cultura del ahorro, el consumidor español se muestra más rec...
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Las herramientas de fidelización que están al alcance de los pequeños (y no tan pequeños comercios), son muchísimas; tantas, que a menudo esos pequeños comerciantes dejan de percibir el beneficio que algunas de ellas les están aportando, y las desechan.
Es lo que a menudo pasa con los programas de fidelización basados en tarjetas de puntos y similares, cuyo valor desde el punto de vista del empresario está mas basado en el esfuerzo (teórico) que realiza para mantenerlos, que en el beneficio real que le reporta: y eso es un error!
Desde el momento en que asume esa perspectiva, comienza a incurrir en 2 errores:
1- Tiende a abandonar la práctica de esos programas, que realmente SÍ le están resultando rentables, porque no es capaz de relacionar el beneficio recibido con la causa real del mismo.
2- Enfoca sus esfuerzos en algunos programas que NO son los mas rentables, aunque él los perciba así; bien porque son los que mas esfuerzo le suponen, porque son iniciativa suya, o símplemente por hábito.
Unos errores, desde el punto de vista empresarial, realmente terribles, porque suponen un desperdicio de recursos y una merma de la rentabilidad de la empresa, algo que además en el entorno tan tremendamente competitivo que nos rodea, y además en plena crisis, marcan a menudo la diferencia entre la subsistencia o no de la empresa.